MUSEO DIGITAL VS ANALÓGICO

El museo digital vs analógico, ambos mundos tienden a contraponerse. Pero ambos pueden convivir y complementarse en un espacio expositivo.

Tampoco una presentación analógica tiene porqué tener un planteamiento puramente tradicional.

Ambas propuestas, la de un museo digital vs un museo analógico pueden ser definidas como medios complementarios de comunicación del discurso expositivo. Debemos contemplarlos como medios de transmisión del mensaje.

El museo es un medio de comunicación dirigido al gran público, que debe hacer llegar un conocimiento cultural. Lo analógico y lo digital son los medios con los que contamos para que ese mensaje llegue al visitante.

Lo analógico y lo digital son medios para comunicar el mensaje al visitante

Hoy en día, ya no podemos considerar a la comunicación digital en el museo como una opción, de la que podemos prescindir. Es una realidad a la que no podemos dar la espalda, absolutamente integrada en la sociedad actual.

El museo digital vs analógico pueden aportar dos ritmos diferentes a la visita:

• La comunicación analógica puede ser utilizada de una forma más pausada, reflexiva, basada en la contemplación de las piezas y su descripción.
• La comunicación digital puede imprimir un mayor dinamismo, fomentar una mayor actividad, interacción con los elementos expositivos, una animación a la participación. En definitiva facilita la inclusión de un mayor número de estímulos, que mantienen al público más activo.

Ambos tipos de recursos pone en manos de el creador del espacio, unas herramientas con las que influir en el ritmo en el que se desarrolla el guión expositivo. La visita de esta forma se desarrollará a través de una secuencia de picos y valles, estímulos y reflexiones, intensidad y sosiego reflexivo.

El guión expositivo debe ser una secuencia de picos y valles, estímulos y reflexiones

Un exceso de estímulos sensoriales acaba saturando y creando confusión.

Los períodos pausados y reflexivos, espacios en los la información es escasa o se halla excesivamente encriptada genera el aburrimiento y la desconexión del visitante.

Pero, al igual que en una buena novela, si los ingredientes se combinan sabiamente, el resultado puede llegar a ser brillante, generando un altísimo nivel de satisfacción en el visitante.

Los extremos son la saturación y la monotonía y ambos son un error y serán percibidos como tales por el público. El primero sería un museo poco serio, el segundo una institución aburrida y desde el aburrimiento no se crea ningún aprendizaje.

Ni saturación ni aburrimiento, hay que buscar un equilibrio

Empezamos la visita mediante una breve introducción a la materia. Esto ayuda a conocer lo esencial, un breve audiovisual es la mejor forma de comenzar cualquier visita.

De aquí pasamos a un area digital que anima al visitante a participar.

A continuación un espacio de reflexión, de lectura de textos breves, objetos a contemplar y aplicar los conocimientos.

Y así sucesivamente.

El visitante siempre puede elegir, según sus gustos, prestar más atención y tiempo al área digital o al contrario, buscar espacios de reflexión.

El visitante debe poder elegir entre lo analógico, lo digital o ambos

En este caso, ambos mundos se convierten en visitas alternativas, en vez de complementarias.

Para que todo esto funcione, sea coherente, el discurso del museo que guía ambos mundos, digital y analógico, deben ser en alguna medida autónomos y puedan ser comprendidos tanto por separado, como de forma conjunta.

Es necesario que el visitante pueda elegir la visita que mejor se adapta a su forma de comprender, sus gustos e intereses.

Y aún así el guión museográfico debe tener sentido.

La alteración en el recorrido no debe afectar a la comprensión de los contenidos.

La alteración del recorrido no debe afectar a la comprensión de los contenidos

¿Y cómo se logra esto?

Cuando el conjunto expositivo está formado por módulos independientes, pero con una lógica interna, podrán ser visitados en distintos ordenes.

Como los capítulos de una novela, en los que se cuentan fracciones completas de una historia más global, que abren y cierran episodios de una narración. Son el conjunto de una historia que entre todos van construyendo, pero a la vez son independientes cada uno con su propia lógica narrativa.

Si aplicamos este mismo sistema a un museo, podremos concebir a la globalidad de la exposición como algo dinámico, al que en el futuro podremos añadir nuevos módulos sin que el conjunto pierda coherencia.

Pero los recursos pueden ser utilizados de formas muy diversas.

Por ejemplo un espacio basado en un principio en recursos analógicos puede estar concebido de una forma muy dinámica si instalamos una ambientación histórica, por ejemplo. El visitante deberá actuar con sus cinco sentidos, por estar dotada de efectos visuales, sonoros, táctiles e incluso olfativos y gustativos. Esta claro que una instalación tan sensitiva sería altamente estimulante.

También es cierto que siendo honestos, una estructura tan compleja requeriría de unos sistemas digitales internos que la gestionen, aunque no se hallen visibles al público. Sería por tanto una presentación analógica con una gestión digital interna.

Lo digital también pude ser una herramienta para la reflexión y lo analógico un espacio dinámico

En el otro extremo, en la visita, podríamos disponer de un espacio digital destinado a una serena búsqueda de información en equipos informáticos, a través, por ejemplo, de una serie de pantallas táctiles.

Como conclusión, la búsqueda de una confrontación entre soluciones analógicas y digitales en los museos, hoy en día no tiene mucho sentido. Son herramientas que conviven de forma natural en nuestro día a día.

¿Por qué no hacer lo mismo en los museos?

Te invito a que leas mi artículo sobre realidad virtual, aumentada y mixta en el ámbito de los museos, un recurso muy atractivo y util para explicar conceptos complejos o para comprender cuestiones que de otra forma no están a nuestro alcance.