UN MUSEO PARA TODOS

En un museo para todos cada visitante debe encontrar su espacio, adecuado a sus necesidades de aprendizaje.

Todos los visitantes de un museo para todos deben encontrar su espacio dentro del recorrido expositivo.

Hay muchos tipos de público, los jóvenes, los adultos, las familias, los jubilados, los que no conocen la materia, los expertos, los aficionados, los grupos escolares y tantos colectivos diversos que visitan una exposición.

Familia ante un interactivo
Un grupo familiar compartiendo una aplicación interactiva.
Museo Vasa, Estocolmo

Un museo para todos implica que cada grupo va a hallar un espacio adecuado en función de sus inquietudes y adaptado a sus necesidades especiales.

Incluso con el mismo nivel de conocimiento, todos no aprendemos igual

Incluso con el mismo nivel de conocimiento, todos no aprendemos igual. Hay quien debe contemplar y reflexionar. Otros necesitan tocar y percibir por los sentidos. Muchos buscan referencias conocidas con las que relacionar la nueva información. Un grupo numeroso necesita interactuar de forma física o intelectual, ser retados, animados a descubrir.

Una exposición lineal y cronológica será correcta pero resulta aburrida, incomprensible y estéril para la mayoría, por tanto nunca llegará al gran público.

Los objetos deben estar al servicio del mensaje que queremos transmitir al visitante y no al revés.

El mensaje no debe ser exhaustivo, una exposición no es una tesis doctoral, sino sintético, la esencia de la materia a tratar, para que sea comprendido por todos. Realmente, hasta los expertos disfrutarán de la visita si la labor divulgativa está bien ejecutada.

Utilicemos el juego, la curiosidad, el reto al visitante, la percepción sensorial, como herramientas pedagógicas para lograr un acercarnos a los visitantes, captar su atención y por lo tanto facilitar la comprensión de los contenidos.

Aprender disfrutando es algo que funciona con todo tipo de público, da igual a que colectivo nos dirijamos. Y ciertamente no debemos olvidar que para aprender no hay edad.

Un museo debe estar vivo, ser original, animado, atractivo, que aporte una experiencia auténtica y única, interesante para el gran publico, porque desde el aburrimiento no es posible construir conocimiento.

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